lunes, 10 de septiembre de 2018

La Danza Social




Las culturas “primitivas” tenían estructuras de danza para el desarrollo comunitario y ahí tenemos a las danzas circulares, y otras tantas de ellas donde se bailaban grupalmente sin reconocimiento de sexo o pareja.
Desde tiempos inmemoriales la danza era un importante factor de inclusión social y lugar de relacionamiento entre hombres y mujeres, porque bailar era bien visto y ahí se iniciaba muchas veces los primeros acercamientos “formales”.

Mientras las sociedades se tecnificaron y socializaron, la misma cubrió otros aspectos del relacionamiento humano, tanto así, que en la “sociedad culta” existieron los maestros de danza, instruyendo y formando en la misma a la sociedad de la época en las danzas mas populares del momento, pero a su vez cuando se elaboraban las coreografías de las mismas se tenia en cuenta, al hombre guerrero por esa época muy importante en los eventos sociales, por eso muchas de ellas evocan estrategias de combate, a ser como los lanceros y las cuadrillas. Se decía que un hombre que pudiera bailar bien con una dama, era capaz de manejar una espada, dándonos esta frase un claro ejemplo del carácter, de la sociedad del momento.
En esas sociedades, eran tan importantes los encuentros, donde la danza formaba parte de los mismos, que se comenzó a agendar, por parte de las mujeres los bailes, otorgándose a los hombres que cubrían sus expectativas, o en algunos casos la agenda ya estaba completa, siguiéndose la costumbre hasta entrado el siglo XX.
La danza cumplió entonces diferentes roles o funciones, dependiendo de la cultura en donde se estaba desarrollando, desde el rol integrador con la naturaleza y de expresión dialoguista, con la misma, integrándose a los movimientos naturales, pasando luego a formar parte de expresiones religiosas mas formales, de intercambio con los dioses donde se elegía a un grupo privilegiado que podían dedicarse al máximo desarrollo de la misma. En Europa hubo un importante milenio donde bailar se consideraba pecaminoso ya que las mismas era portadora de mensajes libidinosos e incitaban al pecado, mientras que, en las culturas árabes, que se encontraron en la Cruzadas cara a cara, la mujer desarrollaba sus habilidades corporales en la danza ya que esta favorecía la actividad sexual y su posterior relacionamiento con su pareja en forma natural.
La cultura polinésica, por ejemplo, donde la mujer tiene el mayor protagonismo, tiene danzas relacionadas con la intimidad de la mujer, como ser la danza de la vagina, donde la mujer, no solo muestra su cuerpo en plenitud, sino que desarrolla movimientos pélvicos, donde muestra sus habilidades e importancia dentro del rol que la misma imponía socialmente.
Muy extenso seria dar ejemplos de la danza insertada a nivel social y desarrollarlos, la danza demostrando su importancia en la cultura y en la expresión humana, tendríamos también que mencionar y no al pasar, danzas donde se bailar un hombre con varias mujeres o viceversa, demostrando el carácter poligámico o poliándrico que compone a su estructura interna de desarrollo comunitario.
Pero vengamos a la actualidad, pleno siglo XXI, donde se esta desarrollando una evocación a esas danzas ancestrales de integración con la naturaleza en comunidades, también la de integrar a las personas socialmente a partir de la danza como una forma de verse a si misma, desarrollar nuevamente sus capacidades motoras en momento que la persona decae, espiritualmente, o físicamente y poder retomarse a si misma, la de la equidad, de que personas con capacidades diferentes puedan expresarse a través de su cuerpo en forma libre, usando el mismo como herramienta, expresiva y comunicativa, los cuerpos hablan y es parte del lenguaje cotidiano que usamos en la sociedad actual aunque no estemos acostumbrados a leerlo.
Es muy importante la tarea que se esta realizando, por parte de especialistas en música y danza, por parte de la danza social y recreativa, para poder ayudar e integrarse y vivir a pleno, poder conectarse no solo con si mismo, que en muchas circunstancias de la vida nos pasó, sino también con nuestro entorno, poder sentirnos útiles y plenos con nuestros pares y satisfechos consigo mismos.
Evidentemente esto implica profesionales conscientes de su responsabilidad y de su trabajo, que se forman en diferentes especialidades, y hasta en el trato clínico y social de las diferentes personas que van a formar parte de una comunidad danzaría.
El tema este, y no es solo una inquietud mía, sino también de otros colegas, cuando una comunidad social, se presenta ante una competencia, bajo que condiciones lo hace, están preparados anímicamente para hacerlo, se encuentran con las condiciones de presión de presentarse ante un público, que va a evaluar su presentación o tendrían que hacerlo, bajo el espectáculo abierto que un encuentro o actividad social se pueda dar.
Hay que destacar la importancia de quienes integran a las personas, permiten su expresividad, y las hace sentir plena, pero están en condiciones de presentarse con las condiciones expresivas y técnicas que una presentación exige, que espera darle al público, ver si están preparados siempre para enfrentarlo o muchas veces lo hacen por satisfacer el orgullo de algún profesor, y el público, que piensa, que hace… aplaude al sacrificio del que esta arriba de un escenario, siente sus expectativas colmadas, una presentación también deriva hacia un respeto que el publico debe sentir para poder sentirse integrado y parte de la presentación.
Sabemos de presentaciones muy serias, y que hay artistas de la danza de gran calidad con capacidades diferentes, pero se han formado y se entrenan como profesionales de la danza.
Evidentemente todo el mundo puede desarrollarse en la danza, no hay impedimento para que lo haga, pero si que la misma debe ser tomada con otras características, no de inclusión social, sino con el carácter de inclusión formativa, dos formas de ver la misma, donde la ultima permite a la persona ser llevada a la plenitud profesional, bajo la rigurosas técnicas que la misma le permita, presentaciones de Leon Gieco “Mundo Alas”, y de la argentina Gabriela Torres, nos demuestran que sí, que es posible.
Lo que se plantea acá es la discusión, el análisis y la autocrítica, la analizo buscando generar la inquietud, de que la danza social es muy importante e integradora, necesaria en las circunstancias en que vivimos, y que se debe plantear una distinción entre ella y la danza escénica, donde se debería darles las herramientas necesarias, para que puedan lograr, quienes participen en ella, el mejor mensaje que su espíritu libre les permita dar.