Las culturas
“primitivas” tenían estructuras de danza para el desarrollo comunitario y ahí
tenemos a las danzas circulares, y otras tantas de ellas donde se bailaban
grupalmente sin reconocimiento de sexo o pareja.
Desde
tiempos inmemoriales la danza era un importante factor de inclusión social y lugar
de relacionamiento entre hombres y mujeres, porque bailar era bien visto y ahí se
iniciaba muchas veces los primeros acercamientos “formales”.
Mientras
las sociedades se tecnificaron y socializaron, la misma cubrió otros aspectos
del relacionamiento humano, tanto así, que en la “sociedad culta” existieron
los maestros de danza, instruyendo y formando en la misma a la sociedad de la época
en las danzas mas populares del momento, pero a su vez cuando se elaboraban las
coreografías de las mismas se tenia en cuenta, al hombre guerrero por esa época
muy importante en los eventos sociales, por eso muchas de ellas evocan
estrategias de combate, a ser como los lanceros y las cuadrillas. Se decía que
un hombre que pudiera bailar bien con una dama, era capaz de manejar una espada,
dándonos esta frase un claro ejemplo del carácter, de la sociedad del momento.
En
esas sociedades, eran tan importantes los encuentros, donde la danza formaba
parte de los mismos, que se comenzó a agendar, por parte de las mujeres los
bailes, otorgándose a los hombres que cubrían sus expectativas, o en algunos casos
la agenda ya estaba completa, siguiéndose la costumbre hasta entrado el siglo
XX.
La
danza cumplió entonces diferentes roles o funciones, dependiendo de la cultura
en donde se estaba desarrollando, desde el rol integrador con la naturaleza y
de expresión dialoguista, con la misma, integrándose a los movimientos
naturales, pasando luego a formar parte de expresiones religiosas mas formales,
de intercambio con los dioses donde se elegía a un grupo privilegiado que podían
dedicarse al máximo desarrollo de la misma. En Europa hubo un importante
milenio donde bailar se consideraba pecaminoso ya que las mismas era portadora
de mensajes libidinosos e incitaban al pecado, mientras que, en las culturas árabes,
que se encontraron en la Cruzadas cara a cara, la mujer desarrollaba sus
habilidades corporales en la danza ya que esta favorecía la actividad sexual y
su posterior relacionamiento con su pareja en forma natural.
La
cultura polinésica, por ejemplo, donde la mujer tiene el mayor protagonismo,
tiene danzas relacionadas con la intimidad de la mujer, como ser la danza de la
vagina, donde la mujer, no solo muestra su cuerpo en plenitud, sino que
desarrolla movimientos pélvicos, donde muestra sus habilidades e importancia
dentro del rol que la misma imponía socialmente.
Muy
extenso seria dar ejemplos de la danza insertada a nivel social y desarrollarlos,
la danza demostrando su importancia en la cultura y en la expresión humana, tendríamos
también que mencionar y no al pasar, danzas donde se bailar un hombre con
varias mujeres o viceversa, demostrando el carácter poligámico o poliándrico
que compone a su estructura interna de desarrollo comunitario.
Pero vengamos
a la actualidad, pleno siglo XXI, donde se esta desarrollando una evocación a
esas danzas ancestrales de integración con la naturaleza en comunidades, también
la de integrar a las personas socialmente a partir de la danza como una forma
de verse a si misma, desarrollar nuevamente sus capacidades motoras en momento
que la persona decae, espiritualmente, o físicamente y poder retomarse a si
misma, la de la equidad, de que personas con capacidades diferentes puedan
expresarse a través de su cuerpo en forma libre, usando el mismo como
herramienta, expresiva y comunicativa, los cuerpos hablan y es parte del
lenguaje cotidiano que usamos en la sociedad actual aunque no estemos
acostumbrados a leerlo.
Es muy
importante la tarea que se esta realizando, por parte de especialistas en música
y danza, por parte de la danza social y recreativa, para poder ayudar e
integrarse y vivir a pleno, poder conectarse no solo con si mismo, que en muchas
circunstancias de la vida nos pasó, sino también con nuestro entorno, poder
sentirnos útiles y plenos con nuestros pares y satisfechos consigo mismos.
Evidentemente
esto implica profesionales conscientes de su responsabilidad y de su trabajo,
que se forman en diferentes especialidades, y hasta en el trato clínico y
social de las diferentes personas que van a formar parte de una comunidad danzaría.
El tema
este, y no es solo una inquietud mía, sino también de otros colegas, cuando una
comunidad social, se presenta ante una competencia, bajo que condiciones lo
hace, están preparados anímicamente para hacerlo, se encuentran con las
condiciones de presión de presentarse ante un público, que va a evaluar su presentación
o tendrían que hacerlo, bajo el espectáculo abierto que un encuentro o
actividad social se pueda dar.
Hay
que destacar la importancia de quienes integran a las personas, permiten su
expresividad, y las hace sentir plena, pero están en condiciones de presentarse
con las condiciones expresivas y técnicas que una presentación exige, que
espera darle al público, ver si están preparados siempre para enfrentarlo o
muchas veces lo hacen por satisfacer el orgullo de algún profesor, y el público,
que piensa, que hace… aplaude al sacrificio del que esta arriba de un escenario,
siente sus expectativas colmadas, una presentación también deriva hacia un
respeto que el publico debe sentir para poder sentirse integrado y parte de la presentación.
Sabemos
de presentaciones muy serias, y que hay artistas de la danza de gran calidad
con capacidades diferentes, pero se han formado y se entrenan como
profesionales de la danza.
Evidentemente
todo el mundo puede desarrollarse en la danza, no hay impedimento para que lo
haga, pero si que la misma debe ser tomada con otras características, no de inclusión
social, sino con el carácter de inclusión formativa, dos formas de ver la misma,
donde la ultima permite a la persona ser llevada a la plenitud profesional,
bajo la rigurosas técnicas que la misma le permita, presentaciones de Leon
Gieco “Mundo Alas”, y de la argentina Gabriela Torres, nos demuestran que sí,
que es posible.
Lo que
se plantea acá es la discusión, el análisis y la autocrítica, la analizo buscando
generar la inquietud, de que la danza social es muy importante e integradora,
necesaria en las circunstancias en que vivimos, y que se debe plantear una distinción
entre ella y la danza escénica, donde se debería darles las herramientas necesarias,
para que puedan lograr, quienes participen en ella, el mejor mensaje que su espíritu
libre les permita dar.